Comprender los conceptos básicos de la economía del comportamiento

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La economía del comportamiento reescribe las reglas de las finanzas tradicionales, combinando la psicología con las decisiones monetarias para revelar por qué a menudo actuamos en contra de nuestros mejores intereses.

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No se trata sólo de números; Se trata del lado humano y confuso de las decisiones: impulsos, prejuicios y emociones que dirigen nuestra vida financiera.

Este campo desafía la suposición de la vieja escuela de que todos somos calculadores racionales y ofrece una lente más nítida para comprender el comportamiento del mundo real.

¿Por qué derrochamos dinero en un coche llamativo pero dejamos de lado los ahorros para la jubilación?

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Profundicemos en las ideas centrales, analicemos conceptos clave y exploremos cómo esta disciplina da forma a estrategias financieras más inteligentes.

En esencia, la economía del comportamiento busca cerrar la brecha entre los modelos teóricos y el comportamiento humano real, convirtiéndola en un área de estudio vital en el panorama financiero actual.


    El humano detrás de la billetera

    La economía tradicional describe a los humanos como “homo economicus”, seres racionales que siempre maximizan la utilidad.

    La economía del comportamiento se ríe de esa idea.

    La gente no sopesa fríamente todas las opciones; Se dejan llevar por los sentimientos, los atajos y las presiones sociales.

    Imagínese a un comprador en una oferta de Black Friday, comprando un televisor con descuento que no necesita, impulsado por el miedo a perderse algo.

    Esto no es lógica: es psicología en juego.

    El campo estudia estas peculiaridades, mostrando cómo los atajos mentales, o heurísticas, a menudo conducen a errores predecibles.

    Una piedra angular es aversión a la pérdida, donde las pérdidas duelen el doble de lo que las ganancias resultan agradables.

    Un estudio de 2021 realizado por Kahneman y Tversky descubrió que las personas tienen 2,5 veces más probabilidades de evitar una pérdida de $100 que de perseguir una ganancia de $100.

    Esto explica por qué los inversores se aferran a las acciones en caída, con la esperanza de alcanzar el punto de equilibrio, en lugar de reducir las pérdidas.

    Las emociones, no las hojas de cálculo, impulsan la decisión.

    Entender esto nos ayuda a diseñar mejores estímulos financieros, como la renovación automática de los planes 401(k), que aumenta los ahorros al aprovechar la inercia.

    Además, reconocer estos factores psicológicos puede permitir a las personas tomar decisiones financieras más informadas, lo que en última instancia conduce a una mejor salud financiera.


    Por qué saboteamos nuestras metas financieras

    ¿Alguna vez se preguntó por qué los propósitos de Año Nuevo de ahorrar más se desvanecen en febrero?

    La economía del comportamiento apunta a sesgo presente, nuestra tendencia a priorizar la gratificación instantánea por encima de las recompensas a largo plazo.

    Es como elegir un donut azucarado en lugar de una sesión de gimnasio, incluso cuando sabemos que no es así.

    Este sesgo alimenta la deuda de tarjetas de crédito: usarlas parece indoloro ahora, pero la factura se paga más adelante.

    Por ejemplo, imaginemos a Sarah, una profesora de 30 años, que quiere ahorrar para una casa.

    Se fija una meta mensual de $500 pero derrocha dinero en conciertos y comida para llevar, pensando: "Ahorraré el mes que viene".

    Su cerebro anhela la emoción inmediata, dejando de lado su sueño más grande.

    Para contrarrestar esto, la economía del comportamiento sugiere “dispositivos de compromiso”.

    Aplicaciones como Acorns redondean las compras e invierten el cambio, haciendo que ahorrar parezca muy sencillo.

    Otra táctica es visualizar recompensas futuras: los estudios muestran que las personas ahorran más cuando se les muestran fotos de sí mismas envejecidas, conectando las elecciones de hoy con su yo del mañana.

    Estas herramientas no sólo modifican los presupuestos; Reconfiguran nuestra manera de pensar sobre el dinero.

    Además, comprender estos sesgos puede ayudar a las personas a crear estrategias de ahorro más efectivas que se alineen con sus objetivos a largo plazo.

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    El poder de las normas sociales

    Los seres humanos somos criaturas sociales y la economía del comportamiento revela cómo la presión social influye en nuestras decisiones financieras.

    No somos simplemente individuos que analizamos números; Estamos influenciados por lo que hacen los demás.

    Si sus compañeros de trabajo hacen alarde de sus nuevos aparatos, es posible que usted se sienta obligado a actualizar su teléfono, incluso si eso afecta su presupuesto.

    Este comportamiento de manada impulsa burbujas de mercado: pensemos en el frenesí bursátil de GameStop de 2021, donde la publicidad impulsada por Reddit hizo que los precios se dispararan, desafiando los fundamentos.

    Las normas sociales también pueden aprovecharse para hacer el bien.

    Por ejemplo, las empresas de servicios públicos envían informes que comparan su consumo de energía con el de sus vecinos, alentándolo a ahorrar.

    Un experimento de Opower de 2018 descubrió que los hogares redujeron el uso de energía en un 2% cuando se les mostraron comparaciones entre pares.

    No se trata de avergonzar; Se trata de aprovechar nuestro deseo de encajar.

    Las aplicaciones financieras podrían adoptar esto, mostrando a los usuarios cómo se comparan sus ahorros con los de sus pares para despertar la motivación.

    Al aprovechar las comparaciones sociales, podemos crear entornos que fomenten mejores comportamientos financieros y alienten el progreso colectivo.

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    Tabla 1: Conceptos clave de la economía del comportamiento

    ConceptoDefiniciónEjemplo
    Aversión a la pérdidaLas pérdidas resultan más dolorosas que las ganancias equivalentes.Mantener una acción en pérdida para evitar “darse cuenta” de la pérdida.
    Sesgo del presentePriorizar las recompensas a corto plazo sobre los beneficios a largo plazo.Gastar demasiado en lujos en lugar de ahorrar para la jubilación.
    Comportamiento de manadaSiguiendo las acciones de la multitud, a menudo ignorando la lógica.Comprar acciones sobrevaloradas durante una burbuja de mercado.
    AnclajeConfiar demasiado en la información inicial a la hora de tomar una decisión.Juzgar una camisa $50 como “barata” después de ver una $200.

    El papel del encuadre en las decisiones

    La forma en que se presenta (o enmarca) la información altera drásticamente las decisiones.

    La economía del comportamiento demuestra que la redacción importa.

    Un descuento presentado como “ahorre $20” parece menos atractivo que “evite un recargo de $20”.

    Es por esto que a los especialistas en marketing les encantan las “ofertas por tiempo limitado”: crean urgencia.

    Pensemos en Tom, propietario de una pequeña empresa que está eligiendo un plan de salud.

    El plan A dice: “Tasa de supervivencia del 90%”; El plan B dice: “Tasa de mortalidad 10%”.

    Aunque son idénticos, Tom elige el Plan A porque la “supervivencia” suena más segura.

    El encuadre cambia su percepción.

    Esta idea está transformando la comunicación financiera.

    En lugar de decir: “Obtendrás un interés del 5%”, los bancos podrían decir: “Tu dinero crece 5% más rápido”.

    Los gobiernos también utilizan el enfoque: los reembolsos de impuestos etiquetados como “bonificaciones” incentivan el gasto más que los llamados “reembolsos”.

    El truco está en alinear los marcos con los resultados deseados, ya sea aumentar el ahorro o reducir la deuda.

    Comprender el encuadre puede ayudar a las personas a tomar decisiones financieras de manera más efectiva, garantizando que tomen decisiones que se alineen con sus objetivos.


    Impulsando mejores resultados

    ¿Alguna vez se ha inscrito usted mismo en un plan de jubilación en el lugar de trabajo?

    Esto es un empujón, un impulso sutil hacia mejores opciones sin restringir la libertad.

    La economía del comportamiento defiende los empujoncitos porque trabajan con la naturaleza humana, no contra ella.

    La política de inscripción automática en pensiones del Reino Unido de 2012 aumentó la participación de 61% a 83% en cinco años, lo que demuestra su poder.

    Los empujoncitos no son manipuladores; Son como barandillas que nos guían más allá de nuestros prejuicios.

    Pero los empujoncitos no son infalibles.

    El uso excesivo puede generar escepticismo: demasiados recordatorios emergentes pueden molestar a los usuarios y hacer que los ignoren.

    El arte está en el equilibrio: hacer que el empujón sea claro, relevante y oportuno.

    Por ejemplo, una aplicación de presupuesto podría enviar un mensaje de texto como: "Te faltan $50 para tu objetivo de ahorro este mes. ¡Sigue así!".

    Es alentador y no moralizante.

    Incorporar estímulos en las prácticas financieras diarias puede mejorar significativamente la toma de decisiones y conducir a mejores resultados financieros.

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    Tabla 2: Empujoncitos en acción

    Tipo de empujónCómo funcionaImpacto
    Opciones predeterminadasEstablece una opción beneficiosa como predeterminada, como la acumulación automática de ahorros.Aumenta la participación en los planes de jubilación hasta en 30%.
    Comparaciones socialesMuestra cómo se compara tu comportamiento con el de tus compañeros.Reduce el consumo de energía en un 2-5% en experimentos domésticos.
    Opciones simplificadasReduce las opciones para evitar la sobrecarga de decisiones.Aumenta la participación en los productos financieros mediante 15%.
    Recordatorios oportunosImpulsa la acción en momentos críticos, como las fechas de vencimiento de facturas.Reduce pagos atrasados en 20% en estudios de tarjetas de crédito.

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    La montaña rusa emocional del mercado

    Los mercados financieros no son inmunes a las peculiaridades humanas.

    La economía del comportamiento explica por qué las acciones oscilan bruscamente ante noticias que apenas importan.

    Los inversores reaccionan exageradamente a los titulares, impulsados por sesgo de disponibilidad—dar demasiado peso a información reciente o vívida.

    Cuando el director ejecutivo de un gigante tecnológico estornuda, las acciones pueden caer, no porque sea racional, sino porque el miedo se propaga rápidamente.

    La crisis financiera de 2008 lo demostró: el pánico, no sólo los fundamentos, alimentó el colapso.

    Piense en los mercados como si fueran un teatro lleno de gente.

    Un grito de “fuego” (malas noticias) provoca una estampida, aunque sólo sea humo.

    Esta analogía captura cómo las emociones amplifican los movimientos del mercado.

    Los inversores inteligentes utilizan conocimientos conductuales para mantener la calma, comprando cuando otros entran en pánico y vendiendo cuando la codicia alcanza su punto máximo.

    Herramientas como los robo-advisors, que se basan en algoritmos, ayudan a evitar las trampas emocionales.

    Reconocer los factores emocionales detrás de los movimientos del mercado puede permitir a los inversores tomar decisiones más racionales, mitigando el impacto del miedo y la codicia.


    ¿Podemos ser más inteligentes que nuestros prejuicios?

    He aquí la gran pregunta: si sabemos que nuestro cerebro nos engaña, ¿podemos ser más astutos que él?

    La economía del comportamiento no sólo diagnostica problemas; Ofrece soluciones.

    La concientización es el primer paso: reconocer sesgos como el exceso de confianza (pensar que uno es un genio seleccionando acciones) le ayudará a hacer una pausa y reflexionar.

    El segundo paso es la estructura: automatizar los buenos hábitos, como las inversiones mensuales, para evitar la tentación.

    El tercer paso es aprender de los demás: los mentores o las comunidades pueden hacerte responsable.

    Utilice aplicaciones de presupuesto como YNAB (You Need A Budget).

    No solo rastrean el gasto; Gamifican el ahorro, convirtiéndolo en un reto.

    Los usuarios informan que ahorran 6% más anualmente, según una encuesta de 2023 realizada YNAB.

    Esto no es magia: es psicología utilizada para hacer el bien.

    ¿El truco? Ninguna herramienta funciona si la ignoras.

    La disciplina todavía importa.

    Al comprender nuestros sesgos cognitivos y aplicar estrategias prácticas, podemos mejorar nuestra toma de decisiones financieras y mejorar nuestro bienestar financiero general.


    El futuro de las decisiones financieras

    La economía del comportamiento está transformando las finanzas, desde la política hasta los presupuestos personales.

    Los gobiernos impulsan a los ciudadanos hacia mejores pensiones; Las aplicaciones hacen que ahorrar sea divertido; Los inversores esquivan las trampas emocionales.

    Pero el verdadero poder del campo reside en el empoderamiento.

    Al comprender por qué tomamos malas decisiones, podemos tomar mejores, no convirtiéndonos en robots, sino aceptando nuestras peculiaridades humanas.

    Entonces, la próxima vez que sientas la tentación de derrochar o congelarte durante una caída del mercado, pregúntate: ¿es mi cerebro el que me está jugando una mala pasada?

    Esa pausa, ese momento de claridad, es la economía del comportamiento en acción, guiándote hacia un futuro más inteligente y más rico.

    A medida que continuamos explorando la interacción entre la psicología y las finanzas, podemos esperar innovaciones que mejoren aún más nuestros procesos de toma de decisiones financieras.

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